CRT-FIRT Revista de investigación social y cultura proletaria

CRT-FIRT Revista de investigación social y cultura proletaria
Los CRT-FIRT o Cuadernos Revolucionarios del Trabajo (del Folletín Internacional y Revolucionario del Trabajo), han sido concebidos para publicar los resultados de las constantes investigadoras que acompañan toda una vida, en torno al problema que ellos mismos se plantean en los tiempos que nos han tocado vivir: nuestra capacidad productiva. Y cuando decimos “nuestra” nos referimos tanto a cada uno de nosotros como a la sociedad conformada por todos nosotros, convencidos siempre de que es ésta la capacidad más amenazada por la alienación de la población respecto a sus propios productos emanados de sus fábricas, de sus estudios o de sus talleres. Motivados por la estética, su objetivo es avanzar a través del mito, de la dialéctica y de la crítica materialista, hacia la construcción social a partir de lo socialmente dispersado tras dos siglos de civilización industrial frustrada por una gestión obsoleta ya desde que vio la luz. Los CRT es un proyecto colectivo y personal a un mismo tiempo, de análisis de una nueva realidad surgida de la civilización que todavía espera incluso ser asimilada como tal. Es en consecuencia un mito de la modernidad primitiva basado en la producción misma, en el ensamblaje mecánico de información y en la difusión orgánica. Toda civilización no es otra cosa más que una manera de materialización del pensamiento colectivo, -consciente e inconsciente, lo mismo da-, que impera en una época determinada en la humanidad o en una parte de ella.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Pierre D La: Galería de personajes


Sñ. Antipirina



Los acontecimientos que han forzado a los escritores a reunirse en un congreso con el fin de tomar medidas de defensa, nos ponen delante de problemas ambiguos y confusos, siendo que ellos mismos han nacido de acontecimientos ambiguos y confusos. Estos son, además, acontecimientos contundentes y dramáticos, y nuestros problemas no podrán ser más que reales y dramáticos.
Benjamin Fondane, El escritor ante la revolución, 1935




            Entre el 10 de septiembre y el 23 de octubre en el espacio Córner MIZ del centro Zaragoza Activa conocido como “La  Azucarera”, el poeta visual pierre d la nos presenta una nueva serie de poemas visuales, esta vez retratos de aquellos escritores, pintores, cineastas y fotógrafos, todos ellos vinculados de un modo u otro con el movimiento surrealista y que, por alguna razón, han ocupado un lugar destacado en su vida, tanto en calidad de persona creativa como simple “respirador” que diría Duchamp. Si bien el procedimiento parece sencillo a simple vista, plantea lo que en el fondo todas sus series de poemas visuales y de poemas-objeto han sido (De un cierto aliento por el gustoEl silencio de la comunicaciónHacia el interior, etc.), un proceso continuo que como tal aspira a instaurarse -antes que nada- en calidad de experiencia vital, devolviendo en este caso sus aportaciones a estos personajes a modo de juego dialéctico de instantáneas que determinan los instantes de la vida:  Tristan Tzara, André Breton, Max Ernst, Leonora Carrington, Luis Buñuel, Man Ray, Hannah Höch, Francis Picabia, el misterioso Jacques Vaché y el surrealista checo Jan Svankmajer, maestro del stop motion.
            Pierre d la no concibe la vida como una continuidad, sino como un plano laberíntico desplegado. Parece mentira que con todo lo que he escrito sobre su producción todavía no encuentre una fórmula ajustada para referirme a su persona: escritor, creador, diseñador, creador… ¿artista? ¡No por Dios! Eso supondría una enorme escisión de su actividad del resto de su vida, y eso tan sólo en un principio. Pierre d la es un gran derivador, de sustancias, de calles, de metros, de trenes, de recuerdos, de fotografías, de recortes, de letras… Derivar supone pasearse a uno mismo como quien saca a su perro. Pero derivarse conlleva el misterio de la transustanciación. Es así que aunque el propio autor nos describa el procedimiento empleado como una simple incorporación de una imagen sobre la inicial del nombre de cada personaje, este motivo no siempre es evidente. Unas veces encontrado, rescatado, adherido como el sello extraído del olvido filatélico; pensemos por ejemplo en la relación establecida entre Breton y la Martinica expresada sobre todo en su breve libro publicado póstumamente Martinique charmeuse de serpents, frente a la enorme extensión de toda su obra; o en los guantes de boxeo que nos remite a una de las tantas aficiones de juventud de Buñuel, siendo que cualquiera hubiera recurrido al ojo de Un chien andalou que, en este caso, es atribuido no sólo a uno de los ojos “tactilistas” de Svankmajer, sino más claramente a Man Ray y su “Objeto para ser destruido” que, en el retrato aquí dedicado por pierre d la, se invierte en un recuerdo “indestructible”. Las propias iniciales son víctimas de esta búsqueda entre las mayúsculas y las minúsculas, entre las itálicas y las versales… en fin, la X de un encuentro para Tristan Tzara. Es así como la propia explicación de pierre d la forma parte del conjunto de pistas ofrecidas para la perdición y el reencuentro. No os fiéis. Déjense engañar para encontrar una nueva certeza. ¿Y todo esto para qué?, os preguntaréis. Resulta sencillo aunque a veces producente recurrir a las viejas sinestesias del simbolismo con el fin de referirnos a arbitrariedades semejantes. Intuyo: ¿a qué huelen los recuerdos personificados en unos “personajes” que pierre d la jamás conoció más que a través de sus legados diseminados por el “gran mercado del mundo”? La transmutación continuó en la presentación de la exposición: del olor a la luz de las proyecciones de los propios poemas, yuxtapuestas una vez más a las emisiones sonoras de otro miembro del grupo zaragozano ecrevisse: el creador sonoro Antuán Duanel (Antuán Duchamp actualmente), esta vez en compañía del músico Carlos Villar. El aroma de las huellas que, tan sólo al ser impresas, determinan el plano de la experiencia. Del caos emerge el azar, el mismo que pierre d la atribuye al procedimiento. Ahora sabemos por qué. ¿Retrato o autorretrato? Siempre atentos a la misma perdición, al final y tras una cortina de falsas evidencias caemos en la cuenta de que somos nosotros y no pierre d la ni el poema en sí, los que establecen las relaciones entre las unidades presentadas.
¿Me dirá usted entonces que tan sólo quedan las yuxtaposiciones?, ¿qué no hay interacción alguna entre las distintas partes? No somos de esa gente que gusta recurrir a los bucles. Lo que al final siempre nos resta es la certeza de un misterio constante tanto en el exterior objetivo como en el interior de nosotros mismos; y el estudio de las coincidencias entre uno y otro que tan bien define el surrealismo y su azar objetivo, es un buen punto de arranque para mantener siempre la modestia necesaria y reconstruir nuestra experiencia en este mundo de sobreabundancias abstractas. Haciendo participar de este juego a la primera de estas abstracciones al margen de su papel intermediario en la comunicación, -el lenguaje-, comenzamos a recobrar la vida, aunque todavía quede nos mucho por conquistar.         
Manuel S. OMS

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